jueves, 20 de septiembre de 2012

Georg Wilhelm Friedrich Hegel


Georg Wilhelm Friedrich Hegel (Stuttgart, 27 de agosto de 1770  Berlín, 14 de noviembre de 1831), filósofo alemán nacido en Stuttgart, Wurtemberg, Hegel asistió al seminario de Tubinga con el poeta épico Friedrich Hölderlin y el idealista objetivo Schelling. Los tres estuvieron atentos al desarrollo de la Revolución francesa y colaboraron en una crítica de las filosofías idealistas de Immanuel Kant y su seguidor, Fichte.
Hegel fue uno de los promotores más notables de la superioridad europea, más exactamente del norte de Europa, sobre las demás culturas del mundo. Para él, la Historia Universal nace en Asia, y culmina en Europa. La manifestación más alta del pensamiento humano, que aparece con la modernidad, para él, con la Reforma Protestante en Alemania, la Revolución francesa y la Ilustración, también de «cosecha» germánica, son los puntos de referencia en donde la subjetividad se reconoce a sí misma. Hegel recuerda que Inglaterra se otorgó a sí misma la «misión» de expandir la civilización por el resto del mundo.
Fue un defensor irrestricto del «Espíritu germánico», que acompañado del cristianismo, sería lo más avanzado de la humanidad:
1. La metafísica hegeliana
 En general, pueden distinguirse tres grandes planos de la reflexión metafísica de Hegel. En primer lugar, está el plano en el que se describe la totalidad de lo real tal como aparece; pero como aparece en y por el hombre. Este es el plano fenomenológico de la metafísica hegeliana. “La phänomenología —dice A. Kojeve— es la ‘Ciencia de las apariciones del espíritu’, es decir, de la totalidad del ser real que se revela a sí mismo por el discurso del hombre que el Ser implica”(2); y que, en tanto que ser real, envuelve como uno de sus momentos básicos al hombre mismo y su praxis.

En primer lugar, el problema del método. De entrada digamos que en Hegel no hay, en sentido estricto, un método de investigación de lo real; es decir, no hay un sistema, ya sea conceptual o instrumental, de referencia preconcebido, mediante el cual se pretenda reflexionar sobre la realidad desde una posición de independencia con respecto a ella. Esto, para Hegel, es un absurdo que lo único que hace es deformar lo real y dificultar el despliegue de su movimiento propio. “El hombre ingenuo, el sabio vulgar, el filósofo no hegeliano se oponen cada uno a su manera a lo real y lo deforman oponiéndole medios de acción o métodos de pensamiento que les son propios”(8). Y ello, como de suyo es claro para Hegel, además de ser un modo superficial de investigación, es una forma inadecuada de investigación. Lo que se tiene que hacer es acercarse sin ningún tipo de presupuesto a lo real, y convertir así al propio discurso en un fiel reflejo de su estructura; es decir, que lo que se tiene que hacer es describir el ser propio de las cosas.

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