martes, 30 de agosto de 2011

“WILHELM DILTHEY" por Paula Andrea Orozco y Daniela Nieto


WILHELM DILTHEY. (1833 – 1911)

Fue un filósofo historiador, sociólogo, psicólogo  y se dedico al estudio de la hermenéutica. De origen Alemán, nacido en Biebrich, Alemania.
Dilthey estudió en Heidelberg y Berlín. Como profesor de filosofía en las universidades de Basilea, Kiel, Breslau y Berlín combatió el dominio ejercido en el ámbito del conocimiento por las ciencias naturales objetivas; pretendía establecer una ciencia subjetiva de las humanidades como disciplina metodológicamente diferenciada de las "Ciencias de la Naturaleza".
 Según Dilthey, estos estudios humanos subjetivos que incluyen derecho, religión, arte e historia deberían centrarse en una realidad histórica-social-humana. Afirmaba que el estudio de las ciencias humanas supone la interacción de la experiencia personal, el entendimiento reflexivo de la experiencia y una expresión del espíritu en los gestos, palabras y arte.
Dilthey razonó que todo saber debe analizarse a la luz de la historia; sin esta perspectiva el conocimiento y el entendimiento sólo pueden ser parciales. “La vida es una misteriosa trama de azar”, destino y carácter es un pensamiento suyo considerado por José Ortega y Gasset en su ensayo sobre Dilthey y la idea de la vida.

(Bibliografía) http://es.wikipedia.org/wiki/Wilhelm_Dilthey

DILTHEY. “SUS APORTES”.
Dilthey obtuvo el reconocimiento de sus contemporáneos como “agudo historiador del espíritu”. Conquisto tal fama gracias a la destacada actuación en el campo literario y de la ciencia del arte con la publicación de la historia de la Juventud de Hegel y de una serie de ensayos reunidos bajo el titulo de Vivencias y Poesía (1906).
El sentido fundamental de la filosofía diltheyana, es el de elaborar una “critica a la razón histórica”, su principal obra sistemática, fue la introducción a las ciencias del espíritu (1883).
El tratamiento displicente que el mismo dio a las publicaciones de sus trabajos y el aspecto visiblemente de su obra encuentra claridad, gracias al repudio q siempre manifestó, por las formulaciones prematuras unilaterales y superficialidad. El impone una tarea direccionada a sus investigadores que fue: fundamentar filosóficamente a las ciencias del espíritu.
La teoría del conocimiento se vuelve la sustituta legítima de la metafísica. Dilthey considera hacer del análisis de los hechos de la consciencia, la única base solida partiendo de la comprensión de los fenómenos históricos. Se trata de un procedimiento crítico. Visto desde una perspectiva nueva: las condiciones exigidas por la consciencia histórica.
Dilthey verifica que la tan deseada fundamentación teórica del conocimiento pasa en determinado momento a no satisfacer las exigencias de una crítica de la razón histórica.  En consecuencia, el papel fundamental es asumido por la psicología descriptiva que hace un análisis comparativo que busca aprehender el contenido de los procesos. Lo que Dilthey pretende es adentrarse en el contenido antropológico de la naturaleza, vía historia.
Si la estructura humana tiene un valor antropológico fundamental, no es difícil comprender que Dilthey llamara indiferentemente psicología y antropología a la ciencia general fundamentadora del espíritu. Según él, el principio de la vida no se resume en la mera sobrevivencia del individuo y de la especie, Dilthey propone el principio de autorreflexión, finalmente este principio es capaz de registrar la vida en su totalidad, ofreciendo así una comprensión hermenéutica. 
De hecho, el objetivo principal del pensamiento diltheyano fue siempre elevar la vida al nivel de comprensión filosófica, asegurando el fundamento de la hermenéutica.
Para Dilthey el concepto central era el de espíritu vivo, que se desarrolla en formas históricas. La filosofía no puede ser un conocimiento de esencias suprasensoriales, únicamente puede ser una ciencia de las ciencias, es decir, doctrina de la ciencia.
Dilthey divide el mundo de las ciencias en la naturaleza y ciencias del espíritu; el objetivo de estas es la realidad social.
El eslabón de enlace entre la filosofía y las ciencias históricas forma, según Dilthey la “teoría de la interpretación” o “hermenéutica”.
El análisis de la realidad consiste en acercarse a ella, con el fin de mejorarla pues es lo que existe en el desarrollo de la vida del hombre y todo aquello con lo que se relaciona.
Así, el análisis de la realidad implica un proceso metodológico que es necesario conocer. Entender la calidad y capacidad de tal metodología para dar cuenta de la realidad social, como objeto de estudio.
En efecto, hoy en día se evidencia una mayor apertura a las diversas orientaciones epistemológicas en la búsqueda del conocimiento. En la historia de las ideas es posible distinguir dos tradiciones: una de ellas es la aristotélica y la otra, la galileana. Estas se vinculan a los esfuerzos del hombre por comprender las cosas teleológicamente y por explicarlas causalmente.
La filosofía antipositivista, representa una tendencia mucho más diversificada y heterogénea que el positivismo. Los representantes de este tipo de pensamiento incluyen a Droysen, Dilthey, Simmel y Max Weber. Todos estos pensadores rechazan e monismo metodológico del positivismo y se niega a tomar el patrón establecido por las ciencias naturales exactas como ideal que regula, como único y supremo, de la comprensión racional de la realidad.
Dilthey rechaza la tendencia de fundar un conocimiento sobre lo humano siguiendo los procedimientos de las ciencias naturales.
El gran objetivo de Dilthey consiste, en desarrollar una metodología apropiada para el entendimiento de las obras humanas, que aluden al reduccionismo y mecanicismo de las ciencias naturales. La vida debe ser entendida a partir de la propia experiencia de la vida.
Dilthey emprende dicha tarea entendiendo que se trata de un problema que no es metafísico, sino epistemológico: requiere la profundización de nuestra conciencia histórica. Para Dilthey, la metafísica es a la vez imposible e inevitable.
Por su interés en la historia y las ciencias del espíritu, la filosofía del Dilthey presenta una cierta afinidad con la tradición hegeliana. Hegel procuraba entender la vida desde la propia vida, pero recurría para ello a la metafísica.
Dilthey comparte la afirmación de Hegel de que la vida es histórica, pero concibe la historia no como manifestación de un espíritu absoluto, por el contrario como expresión de la propia vida. La vida para Dilthey es relativa y se manifiesta de múltiples maneras; en la experiencia humana la vida no es nunca un absoluto.
Lo que interesa a Dilthey, no es el entendimiento de la otra persona, sino del mundo que a través de ello se revela. La formula hermenéutica de Dilthey pone el énfasis en tres conceptos claves: la experiencia, la expresión y la compresión o entendimiento.
Otro aspecto importante en el énfasis que pone Dilthey es la temporalidad del contexto de relaciones dado en la experiencia. Integra tanto el recuerdo que proviene del pasado, como la anticipación del futuro. Al destacar la importancia de la temporalidad, Dilthey introduce una dimensión que será central para la tradición hermenéutica posterior.
Para Dilthey la hermenéutica debe concentrarse en estas expresiones objetivas de la experiencia por cuanto le permiten al entendimiento dirigirse a elementos fijos, objetivos, y aludir así el intento de capturar la experiencia a través del equívoco procedimiento de la introspección. Dilthey busca alcanzar un conocimiento objetivamente valido.
Dilthey clasifica las distintas manifestaciones de la experiencia humana interior en: las manifestaciones de la vida y las expresiones de la experiencia vivida. Estas últimas son para Dilthey las más importantes dado que la experiencia humana interior alcanza en ellas su más plena expresión. De allí que, para Dilthey, la hermenéutica no comprende solo la teoría de la interpretación de los textos, sino de cómo la vida se manifiesta y expresa en obras.
El tercer término de la formula hermenéutica propuesta por Dilthey es el de la comprensión o el entendimiento. A la naturaleza, la explicamos; al hombre, señala Dilthey, lo comprendemos.
La inteligencia, señala Dilthey, existe como realidad en los actos vitales de los hombres, todos los cuales poseen también los aspectos de la voluntad y de los sentimientos. La comprensión no es, por lo tanto, solo un acto del pensamiento. No existe realmente un punto de partida verdadero para el entendimiento.
La hermenéutica de Dilthey se mantendrá apegada al objetivo de producir un conocimiento objetivamente valido como, así mismo, a la idea de Schleiermacher de que la hermenéutica tiende a la reconstrucción de la experiencia del autor.
Su objetivo no es ofrecer explicaciones causales de la vida humana, sino profundizar nuestro conocimiento de por qué la vida social se percibe y experimenta tal como ocurre. 

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